Arte Romanico

El arte románico comienza en el siglo XI, a partir de la abadía de Cluny. Se difunde por las peregrinaciones y llega hasta el siglo XII. Es un arte didáctico que pretende la educación religiosa del pueblo. La arquitectura es el arte por excelencia, a la que se subordinan todas las demás.

La principal obra del arte románico es el Templo. El cual es el cuerpo de Cristo, la casa de Dios, la imagen de Jerusalen celeste. Está orientado, simbólicamente, hacia el Este donde se sitúa el "ábside".
Representa un pequeño microcosmos. En este (románico) se divulgan unos métodos constructivos y técnicas, que son una auténtica revolución.
Tiene ábside, girola, crucero, tribunas, torres en las fachadas, cimborrios, etc. Utiliza la piedra como material predominante. Los cimientos son muy estables, sobre todo se utilizan pilares, pero también columnas, y un muro de carga ancho al que están adosados los contrafuertes. Utiliza el arco de medio punto, la bóveda de cañón y la de arista. No faltan ejemplos de cubiertas a dos aguas y de cúpulas, de influencia bizantina e islámica. La planta es de cruz latina, con tres o cinco naves, la central más alta que las laterales, pero también hay ejemplos de plantas centrales: de cruz griega, basilicales o redondas. La fachada está articulada, deduciéndose del exterior la estructura interna, con la nave central, la tribuna, etc. Suelen tener torres en la fachada o en el crucero.
Así como fue mencionado en clase ,los elementos más destacados son: el muro, que sirve de carga, con pocos vanos, ya que tiene que soportar el peso de las bóvedas; el pilar, que tiene como novedad su planta cruciforme. Puede tener columnas adosadas; y la columna, que aparece en el interior del templo alternando con el pilar en los claustros, los ábsides, etc. A diferencia de la columna clásica, pierde el sentido del canon y se estrecha extraordinariamente. Asi mismo, los capiteles se decoran con relieves de los temas comunes.

En las cubiertas encontramos una auténtica revolución. Las primeras cubiertas son de madera y planas. Luego, la madera se sustituirá por piedra, y para que no se caiga se empleará la bóveda, tanto de cañón como de arista. La bóveda dio al templo un sentido simbólico, la representación del cielo, además de una mayor musicalidad. Hacer una bóveda de cañón es de una gran complejidad técnica. Para ello se emplearán los arcos fajones, solución que aparece en el prerrománico asturiano. Los arcos fajones dividirán la bóveda en varios tramos, estos arcos descansarán sobre gruesos pilares, que se reforzaran por el exterior con contrafuertes. La bóveda de cañón será la que cubra la nave central, mientras que las laterales se cubrirán con bóvedas de arista, que sólo permiten tapar un espacio cuadrado y no demasiado alto. Los ábsides se cierran con bóvedas de horno. No faltan las cúpulas, por influencia bizantina, que se colocan en los cruceros. Generalmente, las cúpulas se erigen sobre trompas, aunque también las hay sobre pechinas. En el fondo, todo este sistema trata de buscar la altura y que la luz penetre en el templo. Progresivamente se irán abriendo vanos, sobre todo en las iglesias de peregrinación, para ventilarlas, hasta llegar al gótico.

El templo se ilumina, fundamentalmente, de dos maneras: abriendo vanos en las naves laterales, cuando la nave central no es mucho más alta, y abriendo vanos en la nave central, cuando esta tiene suficiente altura. No obstante, la luz en el interior de los templos es escasa.

Otro elemento importante es la portada. La portada tiene una estructura abocinada, gracias a las arquivoltas. El tímpano se decorará, así como las jambas y el parteluz, que divide la entrada en dos. El parteluz se remata con un dintel para formar el tímpano. Todo ello está decorado con relieves de la temática tradicional, pero también aparecen motivos geométricos, ajedrezado, bolas, diamantes, dientes de sierra, rollos, etc.

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